7/12/2008

Introyección

Que terrible, que triste es estar al filo del abismo con dos ramos a punto de ser echados (reprobados para ser exacto). Pero aún quedan esperanzas. No quiero rendirme, no voy a rendirme. Pero igual me pesa el sabor amargo de la mediocridad y la falta de amor propio me juega malas pasadas en estas circunstancias. Para colmo con un cumpleaños a cuestas y yo sin querer regalo, según mi sistema de valores no merezco recompensas. Existe ahi una interesante dicotomía. Porque vengo de una familia cristiana, donde una de las bases estructurales es la gracia. Pero yo no puedo hacer que calze en situaciones como esta.

Exito = Recompensa
Fracaso=castigo.

¿Me condicionaron o tengo unos pérfidos valores introyectados?

Que importa... si al final es la misma huevada...



No hay comentarios.: