8/14/2011

Descorazonado

De nuevo y sin querer me encuentro frente a una gran disyuntiva que no hace más que trae soledad al corazón. Las movilizaciones actuales en mi país no hacen otra cosa que traer sentimientos encontrados. Es que resulta difícil confiar, me resulta a mí, como P.C.M, confiar. La verdad es que no se puede hacer oídos sordos frente a un sistema educacional que no da para más, pero por otro siento que será inevitable la malversación del movimiento y no sé donde irá a parar. Se esta pagando caro llevar más de dos meses tomados... Pero es eso, confiar, no me trago lo que el gobierno dice, pero del otro bando y pese a ser mucho más simpatizante, creo que hay intereses personales que pudrirán el movimiento. Porque así es el ser humano, esta en su naturaleza. Al final, las cosas más terribles han sido hechas por las personas. Por eso no me fío.
Puede que influye el carácter más individualista de mi formación... a mi familia nadie nos ayudó, solitos mis padres se partieron el lomo por darnos la educación que hoy puedo tener. Hay una historia que en alguna ocasión pasada ya he dicho, historia escrita con esfuerzo y sudor. Creo que el hecho de hacer las cosas de forma sensata, prudente y honesta facilita llegar a buen puerto. Al final todo en la vida se devuelve.
Ahora, previo a entrar en un par de meses más a trabajar y en educación no puedo evitar saber que lado tomar, probablemente ninguno y tenga que vivir criticando constantemente ambas visiones y tomar lo que más congruencia tenga conmigo. Pero que es cansador estar alerta y no poder confiar en algo simplemente y dejarse fluir. No se puede. Yo no puedo. Porque la sociedad se ha vuelto la ley de la selva y sólo el más vivo sobrevivo y gana. Por algo son 5 familias en este país que se han enriquecido a cuestas de todas las personas que lo conformamos. Eso me hace pensar de que hay indignación y rabia justificado con creces y aparece la violencia, esa inminente y poderosa fuerza a tomarse las calles y dos polos chocan y la sangre se desparrama la acera de un país.
Y eso duele, duele tanto como la soledad de no poder descansar de tanta algarabía, de no poder confiar en quieresn diriguen los movimientos. Temor a perder lo que se tiene, porque cuando no se tiene algo que proteger, es fácil salir y reclamar, si no se tiene mucho que perder. Aunque en estos días ya no es poco lo que se pierde.
Bueno, estos días ando descorazonado, mejor vete a ver el sol y caminar por las calles. En estos días mejor, no me tomes en cuenta.

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