Mi desensibilización

Cuando se es joven, por lo general uno tiende a adornar la habitación de acuerdo a sus gustos personales como con el afán de darle identidad propia. Así las paredes, la puerta y todo el dormitorio se llena de colores, empapelados, cuadros, carteles, frases y objetos curiosos y diversos...

Hay quienes encuentran verdades trascendentales y las plasman en ese refugio propio. Así como si la vida fuera una gran aventura y vamos en busca de ellas y volvemos con tesoros, verdades preciadas que no se deben olvidar porque se transforman en parte de uno.

Uno de esas preciadas lecciones que encontré por la vida, caminando por el concreto un día invernal hace mucho años fue este cuadro. Con el poema "Instantes" de Borges (creo que si es de Borges después de todo...) y con triste asombro me doy cuenta de que me he insensibilizado al tenerlo puesto en la pared, justo frente a mí. Verlo a diario pero no observarlo. La verdad es que la mayor parte de los días ni siquiera existe ya para mí. Ni siquiera para reflexionar más acerca de la espiritualidad de su contenido. Tal vez no sea bueno poner cosas tan importantes en la pared como un trofeo, tiene algo de vulgar ahora que lo pienso. Pero el daño esta hecho, pero me deja la experiencia de no volver a hacerlo. Las cosas realmente importantes hay que grabárselas en la cabeza y más importante, aún que hacerlas hehcos concretos. De nada sirve tener palabras puestas en la pared si nuestras mentes no las captan. Así sólo son simbolos vacíos, sin dueños y sin alma a quién consolar...

Instantes (Jorge Luis Borges)

Si pudiera vivir nuevamente mi vida,
en la próxima trataría de cometer más errores.
No intentaría ser tan perfecto, me relajaría más.
Sería más tonto de lo que he sido,
de hecho tomaría muy pocas cosas con seriedad.
Sería menos higiénico.
Correría más riesgos,
haría más viajes,
contemplaría más atardeceres,
subiría más montañas, nadaría más ríos.
Iría a más lugares adonde nunca he ido,
comería más helados y menos habas,
tendría más problemas reales y menos imaginarios.

Yo fui una de esas personas que vivió sensata
y prolíficamente cada minuto de su vida;
claro que tuve momentos de alegría.
Pero si pudiera volver atrás trataría
de tener solamente buenos momentos.

Por si no lo saben, de eso está hecha la vida,
sólo de momentos; no te pierdas el ahora.

Yo era uno de esos que nunca
iban a ninguna parte sin un termómetro,
una bolsa de agua caliente,
un paraguas y un paracaídas;
si pudiera volver a vivir, viajaría más liviano.

Si pudiera volver a vivir
comenzaría a andar descalzo a principios
de la primavera
y seguiría descalzo hasta concluir el otoño.
Daría más vueltas en calesita,
contemplaría más amaneceres,
y jugaría con más niños,
si tuviera otra vez vida por delante.

Pero ya ven, tengo 85 años...
y sé que me estoy muriendo.