No todo está perdido

Llego a casa, cansado después de un certamen agotador, pero antes de eso me quedo un rato conversando y entre toda la multitud noto que ya se van disgregando todos hacia destinos distintos y otros comunes. Yo me dirijo a casa, estoy cansado ¿que no lo dije? Así entro en una casa vacía y dejo que las sombras me devoren. No hace falta prender las luces en una casa que conoces tan bien.
Me gusta la oscuridad en una casa vacía- Pienso. Mientras subo las escaleras para llegar a mi pequeño mundo de cuatro paredes.
Y me gusta el silencio en una casa vacía- Digo. Y comienzo a pensar que son pocas las oportunidades de tener este tipo de lucidez que lleva a abrigar ciertas certezas. Peroe me atrapa una melancolía caprichosa. Y antes de tirar mi mochila lejos me dejo caer sobre la cama para seguir pensado, en caras conocidas, en recuerdos, en mis promesas incumplidas.
Pero me siento bien, contento. Puedo respirar un poco, puedo sentir que los espejos y los infinitos no me asustan esta noche. Y quien sabe, tal vez haya alguien llegando a casa igual de cansado (o cansada) y se sienta igual de feliz. Es probable que no de la misma forma, ni en la misma situación. Y mientras pienso que tal vez concuerden los sueños de dos almas desbordantemente reflexivas suena el telefono. Por el auricular alguien dice:
- No todo esta perdido...- click! tuuu tuuu tuuu...
Y despierto con una sonrisa que nadie ve, porque la oscuridad es grande incluso en esta habitación. Y mientras pienso en la extraña llamada mental y metafisica pateo mi mochila y me voy a la cocina a prepararme un té y comer algo. O tal vez salga al patio a fumar un cigarillo. Ese que guarde para un momento de lucidez que creía perdido hace tanto tiempo...