10/03/2016

Decisiones

Estos días de fin de semana ha sido intensos. Como no cuento con mucho tiempo seré breve. Pero es importante escribirlo porque el corazón es cambiante y la memoria es frágil.
Creo que,  conforme pasa el tiempo se acerca una encrucijada en la que irremediablemente tendré que decidir un rumbo vital que no tiene marcha atrás.
Mientras caminaba de vuelta a casa pensé que nuestra vida, en realidad nuestro carácter y personalidad se van formando y son moldeables casi toda la vida, pero irremediablemente se van quemando etapas. Somos como una torre de masilla que se va formando y agregando pisos, año tras año. Irremediablemente los primeros pisos se "secan" y ya no se pueden cambiar las bases. O tal vez si pero el precio puede ser la locura(?). El caso es que con 30 años es irremediablemente inevitable volverse a mirar al espejo y pensar si soy la persona que quiero ser. Y siendo sincero... ¡no tengo puta idea! Creo que tengo claro lo que no quiero, pero no lo que realmente quiero.
Una cosa es segura, estas elecciones vitales se acercan y tendré que hacerles frente de alguna u otra manera. Pero a la deseabilidad social, que se joda y también la vida sin trascendencia.
Donde me llevará esto? La soledad tranquiliza, pero esa tranquilidad no detiene el paso del tiempo que es inexorable. La hermana duda se torna rebelde esta noche...

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