6/30/2008

Un lunes normal

Respiro, vivo. Este día lunes, casi tan pesado como siempre. Salgo de clases converso contigo. Observo los árboles mientras te espero. Hay una araucaria misteriosa mirándome. Vamos a comer, yo un yogurt, tu una manzana. Seguímos hablando. Volvemos a la facultad. Un rato en la sala de computación. Me pierdo de vista. En la Biblioteca sólo me encuentro que no puedo ocupar un computador ¡Reglas absurdas! me digo. Ofuscado llego a la sala. La actividad la hace mi grupo. Me siento un poco mal por eso. Termina el encierro. Me voy con ustedes (ellos son otros) a revisar trabajos. No hay computadores. Unos se van. Otros vamos a comer a "El sembrador". Como pasta, sabe bien. De vuelto recordamos programas de televisión estupidos. Río a carcajadas del "gato" y la "limonera". Sala de computación nuevamente. Avanzo mi disertación. Falta poco para la siguiente clase. La espera se hace incómoda al aire libre, tengo hambre. Me voy a comprar un turrón. Camino lento, aunque la profesora llegará en solo tres minutos. Comienza otra clase de dos horas. Nos vamos quince minutos antes. Esta oscuro, no te encuentro (ella es otra) despues de ver notas de informes te entrego un regalo de cumpleaños atrasado. No acostumbro a regalar, me pongo nervioso. Luego me despido de ti, de ustedes (ellas son otras) Y me pierdo en la oscuridad de la noche. El camino a casa se hace lento y pesado. Me duele la cabeza. Llego a casa pero no hablo con nadie. Tomo once en silencio. Oigo conversaciones sin ningun interés. De esas que ya me cansan. Subo a mi habitación. Cierro la puerta, las cortinas. Sobre la cama miro el techo y me quedo mirando fijo el blanco cielo raso. Me duermo.

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