8/21/2007

Azares predecibles

A veces pienso que el mundo es demasiado pequeño. Demasiadas coincidencias en los azares, demasiado de lo predecible. ¿O será que esta ciudad es demasiado pequeña? Hoy por ejemplo, confirmé que el pololo de una compañera en la universidad es compañero de un muy buen amigo mío. Ahora, este amigo no sabe que yo sé eso, sólo sabe que sé el nombre del famosillo pololo de mi compañera. Se extrañó que yo supiera la procedencia de aquél inidivduo, lo que saqué por conclusion. No hay que tener mucho S. Holmes para eso. Ahora, cuando le diga, el misterio y lo gracioso desaparecerá, solo cuando se sepa que el mundo es demasiado pequeño.

Es molesto eso, es como si siempre hubiera un extraño que te conociera. No me gusta esa sensación.

O será que yo soy demasiado grande para el mundo? Por supuesto que no. Suena muy pedante eso. Es sólo que me gustaría que el mundo y la vida fuera como un gran tren en el que uno ve millones de caras a través de la ventana mientras se mueve velozmente, caras que no volvería a ver nunca más.

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